domingo, 13 de abril de 2025

El cerebro, el teatro del mundo

El cerebro, el teatro del mundo

Desde el inicio de los tiempos, el cerebro ha sido objeto de fascinación por parte de muchas disciplinas debido a la capacidad de este de construir la realidad. Rafael Yuste, a través de su obra, profundiza el funcionamiento del sistema nervioso, especialmente del cerebro y las redes neuronales, y el papel fundamental que desempeña en la percepción del mundo, desafiando ideas clásicas. Mediante este ensayo se describirá, analizará y explicará la propuesta del autor, la cual transforma la dinámica del ser humano gracias al conocimiento que se tiene del cerebro.

Para comenzar, se describen las diferentes partes que constituyen al responsable del mundo que existen dentro de nuestras mentes, el sistema nervioso central. Partiendo del segmento superior, encontramos al encéfalo, el cual está constituido por: el cerebro, responsable de coordinar toda la información procedente de los órganos sensoriales y que se encuentra envuelto de una corteza muy grande pero arrugada; los ganglios basales, se encargar de controlar la actividad motora; el tálamo o medio de transporte de la información entre los órganos receptores y el córtex; el hipotálamo, encargado de las respuestas emocionales; el tronco del encéfalo, centra su labor en la actividad basal o en mantenernos vivos en general; y el cerebelo, involucrado en procesos de aprendizaje motor. Debajo de este segmento, se encuentra la médula espinal que recibe información del cerebro para llevar a cabo movimientos o comportamientos específicos (Yuste, 2024).

Conociendo la estructura del gestor de movimiento, se puede explicar como surgen las diferentes conductas que tenemos a diario. Inicialmente, se presentó la clásica doctrina neuronal, la cual explica como cada una de las neuronas que conformar el SN tiene una función en concreto, ejemplificando, si una persona mueve su mano hay determinadas neuronas independientes implicadas en dicho movimiento. Sin embargo, con el paso del tiempo y nuevas investigaciones surgió la teoría de las redes neuronales que define, primeramente, como el movimiento de los diferentes órganos del cuerpo se da gracias a circuitos redes de neuronales y también, como hay redes que trabajan en bucle, sin necesidad de un estímulo exterior, como la respiración o el ritmo cardiaco (Yuste, 2024).

Para entender de mejor manera, como operan estas redes neuronales, hay que partir de la génesis de la neurona y su funcionamiento. Todo comienza con el proceso de neurulación, en el cual se desarrolla la médula espinal y el cerebro a una velocidad increíble. De acuerdo con la información genética del individuo, las neuronas durante este periodo se multiplican y se ubican en posiciones específicas donde formarán circuitos con otras, y es cuestión de tiempo que estas se perfeccionen en razón de la influencia social y las experiencias. Cada neurona se comunica con otra a través de un proceso electroquímico, donde la una recibe una señal (información sensorial) que produce un cambio en su carga eléctrica, lo que genera un impulso nervioso (información motora) que se transmite a otras neuronas, las cuales pondrán a los órganos a trabajar. Se destaca también la existencia de neuronas inhibitorias, que liberan neurotransmisores hacia neuronas receptoras para que no acojan el impulso nervioso con un gran impacto, y las interneuronas, que actúan como intermediarias entre las neuronas sensoriales y motoras (Yuste, 2024).

Ahora que se comprende cómo es que todo el cuerpo humano se mantiene en funcionamiento a través de todas las cadenas y redes neuronales, se puede hablar de cómo coincidencialmente la realidad que se construye en la mente se ajusta de manera fiel a la realidad física. El autor discute de dicha coincidencia a partir del supuesto de que el ser humano ‘’predice el futuro’’, aunque en realidad hay una explicación bastante empírica de esto. Las redes neuronales crean un modelo del mundo en el que el sujeto vive, posterior a eso evoca recuerdos de la memoria y atiende los símbolos o el contexto actual, para que el sujeto decida que conducta asumir. Tan poderosa es esta construcción mental del mundo que, sin muchas veces darse cuenta, la gente segmenta el mundo físico tomando como referencia el mental (Yuste, 2024).

Otra parte importante dentro de este mundo construido por el individuo mismo, están las emociones. Es probable, que, a primera instancia, estas no parezcan relevantes, pero hay que tener en cuenta que las emociones no son sentimientos pasajeros, si no que juegan un papel fundamental al momento de entender y percibir el mundo, y desde el punto de vista del autor, a construirlo también. A nivel biológico, las emociones y su procesamiento son un tanto complicadas e involucran muchas áreas del encéfalo, comenzando con el tálamo que funciona como el conductor de la información sensorial, seguido de la amígdala que detecta amenazas y emite respuestas inmediatas, luego está el hipotálamo, que regula la respuesta fisiológica asociada a las emociones y el cerebelo que coordina la respuesta motora (Yuste, 2024). Ilustrando una situación, imagina que tú te encuentras caminando por el bosque cuando escuchas un grito, el tálamo recibe la información y se la envía a la amígdala, la cual se activa y genera miedo, al mismo tiempo el hipotálamo acelera tu ritmo cardiaco y te prepara para actuar, finalmente, el cerebelo determina que movimientos realizar.

Finalmente, se recalca que es necesario comprender que a pesar de lo perfecto que puede lucir el proceso de construcción del encéfalo, las redes neuronales, etc., en general, el cerebro a veces comete errores a causa de factores tan cognitivos, como la falta de atención, o tan transitorios, como el cansancio por un día de trabajo pesado. Sin embargo, es importante asimilar que estos errores no son necesariamente malos, de hecho, contribuyen a la idea de seguir buscando una manera de perfeccionar la operacionalización del mismo, y quien quita, como menciona el autor, en algún futuro uniendo el exorbitante conocimiento de los expertos de muchas otras disciplinas, lograr entender casi en su totalidad como funciona nuestro ‘’teatro del mundo’’ en beneficio de la sociedad (Yuste, 2024).

En conclusión, Rafael Yuste propone una explicación bastante científica de como los seres humanos construimos el mundo real, a través del sistema nervioso, los órganos sensoriales y diversas funciones cognitivas. Sin embargo, no deja de lado la parte humanista, como la historia, en especial la curiosidad, ha contribuido al avance en conocimiento con respecto al cerebro y las neuronas, y como esta nueva sociedad vanguardista puede seguir contribuyendo, a no solo conocer una parte del funcionamiento del encéfalo, si no de su todo.

Referencias

Yuste, R. (2024). El cerebro, el teatro del mundo. PAIDÓS.

  

Framing, Branding, Timing

Candidato 1: Juan Antonio Peña Aguirre Cargo actual: Decano de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Políticas y Sociales, Universidad de...