martes, 6 de mayo de 2025

Tecnofeudalismo: El sigiloso sucesor del capitalismo

Tecnofeudalismo: El sigiloso sucesor del capitalismo

Yanis Varoufakis, famoso economista y exministro de finanzas griego, propone que el capitalismo que hoy en día conocemos está siendo reemplazado por un nuevo sistema económico denominado tecnofeudalismo. Para Varoufakis, las más grandes compañías tecnológicas del mundo (GAFA) como lo son Alphabet, Amazon, META, Apple y Microsoft, han establecido un nuevo modelo de mercado, en el cual ya no compiten como las empresas tradicionales, vendiendo servicios o productos. En lugar de eso, ganan dinero controlando sus plataformas, cobrando una cierta cantidad de dinero para acceder a ellas o usarlas, y monopolizando información personal del usuario, influenciando en sus decisiones de consumo mediante publicidad digital dirigida. A continuación, se presentarán los principales argumentos de esta obra y se reflexionará sobre la misma considerando el contexto actual de la economía mundial.

El autor del libro sostiene que el capitalismo clásico se encuentra segmentado en 3 ideas principales: la propiedad privada, la competencia en el mercado y la acumulación de capital. No obstante, dichas ideas actualmente han evolucionado a una modalidad de tipo feudalista que, de economía de mercado. Así como hace miles de años, los señores feudales eran los dueños de las tierras y los siervos trabajaban en ellas, pero el beneficio principal de su producción se la quedaban los señores. Asimismo, sucede en la actualidad, donde los gigantes de la tecnología son los señores digitales de muchísimas plataformas y los usuarios son siervos digitales que, si bien trabajan ellas y ganan dinero, son los señores digitales los que se llevan la mejor parte de ese esfuerzo (Varoufakis, 2024).

El alma del tecnofeudalismo radica en el modelo de negocio, estructurado, pero con algunas variaciones, el cual se evidencia en las GAFA. Partiendo de Amazon, esta plataforma no opera como una empresa que fabrica y vende productos, sino, como una que se encarga de crear y controlar un espacio en el cual diferentes compañías productoras puedan vender sus productos, a cambio de comisiones e información de los consumidores. Igualmente, Google y Alphabet, venden la atención de sus usuarios a empresas que pagan para que sus anuncios les aparezcan a estos. Y en la misma línea, Apple y Microsoft, mantienen ecosistemas digitales cerrados, donde desarrolladores y usuarios deben pagar para acceder a ellos o usarlos. En definitiva, estas corporaciones no participan en el mercado, sino que son el mercado, por lo mismo, los tecnofeudalistas del momento no necesitan que los trabajadores o consumidores sean ricos para que ellos sean ricos, pues su dinero no proviene de la producción, sino de las ganancias por el control del mercado, al cual solo acceden los que tienen, por lo que es relativamente imposible que ellos pierdan dinero (Varoufakis, 2024).

Un componente crucial del tecnofeudalismo es la economía de vigilancia, concepto popularizado por Shoshana Zuboff. Dicha noción, explica que los datos personales, son en la era actual, la materia prima de las empresas tecnológicas para conocer principalmente las preferencias de los usuarios, información la cual toman si ningún consentimiento consciente de los sujetos. Esto lleva a plantear la idea de que tal dinámica, resulta en un abuso a la privacidad y autonomía de las personas, además de establecer una relación asimétrica de poder, en la cual la integridad se ve vulnerada por unos cuantos algoritmos que utilizan las grandes compañías para manipular el comportamiento humano (Varoufakis, 2024)

Otro argumento esencial planteado en el libro es el rol significativo que juega el estado en esta nueva forma de mercado. En comparación con el capitalismo tradicional competitivo, en donde el Estado se mantiene en una posición neutral, es decir, establece reglas justas y no favorece a ninguna empresa en particular, en el tecnofeudalismo, las grandes empresas tecnológicas necesitan del apoyo del Estado para poder funcionar, el cual les proporciona discretamente subsidios, exenciones fiscales y flexibilidad con respecto a leyes antimonopolio. Incluso, es bastante común que, independientemente de la ideología, el Estado rescate a grandes bancos o empresas tecnológicas en situaciones de crisis (Varoufakis, 2024).

Ahora, si bien el término feudalismo utilizado a lo largo de todo el ensayo es en cierta medida vigoroso, pues históricamente, el feudalismo original se centraba en una jerarquía en la cual estaba prohibida la movilidad social, pues los siervos iban a ser pobres toda su vida y, por el contrario, los señores, ricos toda su vida, en el tecnofeudalismo, está permitida cierta movilidad, en la cual persona de bajos recursos a partir del esfuerzo y el éxito, puede llegar a ser millonario. Sin embargo, Varoufakis, insiste que, aunque el feudalismo actual no es parecido en muchos aspectos al original, en esencia son prácticamente iguales, pues las empresas son las que controlan el entorno digital y son las personas que dependen de ellas para producir, pues no tienen ningún poder sobre estas (Varoufakis, 2024).

Finalmente, el autor también propone soluciones frente a este tecnofeudalismo. La primera es implementar impuestos a las GAFA por el uso y extracción de datos personales para sus monopolios digitales. Segundo, crear plataformas digitales públicas que estén controladas por los propios usuarios y no empresas privadas. Tercero, promover comunitariamente el uso de plataformas que funcionan sin ganancias y se sostienen por las contribuciones sociales, tal como Wikipedia. Cuarto, colaborar conjuntamente trabajadores, consumidores y gobiernos, para establecer reglas que regulen el uso de la tecnología (Varoufakis, 2024).

En conclusión, el tecnofeudalismo es una nueva modalidad del sistema monetario, el cual ha logrado acumular poder y riqueza, a través del control de datos personales y plataformas digitales. Varoufakis, manifiesta que la sociedad actual se encuentra frente a un mundo digital indeseable al cual se lo puede enfrentar mediante la implementación de impuestos, plataformas públicas, alianzas internacionales y modelos cooperativos. A pesar de que el concepto puede ser un tanto controversial, lamentablemente es una realidad que se encuentra en evolución y depende de la ciudadanía confrontar a esta nueva era de dominio digital.

Referencias

Varoufakis, Y. (2024). Tecnofeudalismo: El sigiloso sucesor del capitalismo. Deusto.

Framing, Branding, Timing

Candidato 1: Juan Antonio Peña Aguirre Cargo actual: Decano de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Políticas y Sociales, Universidad de...